Pedazos de armonía en la inestabilidad del caos.
Las actividades de la semana que colocan la mente en el lugar en el que debe de estar.
En una época de psicosis colectiva, en donde la miseria incrementa inmesurablemente y el anuncio de celebridades esperando su primer bebé se vuelven más relevante que las guerras; en una sociedad en la que se idolatran a streamers del internet y las candidaturas a la presidencia reflejan el nulo interés y capacidad de liderar un país, aceptando la derrota y viviendo el luto del territorio y todos sus habitantes, se encuentra una mujer a finales de sus 20s, sentada en una mesa con 10 extraños más en una cafetería, tomando dos copas de vino, uno blanco y el otro tinto; acompañada de un plato enfrente listo para una cata de quesos artesanales. Magnifique.
Además de esta experiencia, busco actividades en mi semana que me ayuden a sobrellevarla. Una de mis preferidas es correr, de preferencia en las mañanas.
Hay veces que la pereza me abraza fuerte, pero casi siempre logro sacudirla cuando empiezo mi entrenamiento. El correr, definitivamente lo tomo como una meditación activa, ya que no me concentro en otra cosa que no sea mi cuerpo, cómo se siente, la frecuencia de mi respiración, el movimiento de mis brazos y la fuerza de mi mente sobre el esfuerzo. Además me da energía para el resto del día, me obliga a dormirme temprano para descansar, sin mencionar que el sentido de logro y el desayuno que viene al terminar, son siempre gloriosos.
Algo menos relevante fue mi ida al mercado el domingo pasado para desayunar con familia, tomar aguas frescas de sabor y aprovechar para hacer las compras de perecederos de la semana.
No siempre es fácil desconectarse del caos al acabar el día laboral, pero mi consejo es poner tu mente en otro lugar, como buscar otro trabajo si de plano este causa más pesadez y desventajas que armonía y beneficios; o realizar acciones que te devuelvan a ti, eso siempre ayuda.