En el diario de una empleada desesperada
¿Qué mejor manera de sacar la frustración y pretender ser la víctima en este mundo que gira a mi alrededor, que desahogarse en el internet?
Querido diario,
Los últimos meses en el trabajo han sido miserables. Aunque había podido mantenerme a flote en vez de caer en un ataque de histeria al colgarme de las palabras de mi jefa “te debemos un aumento”. En ese caso… continúa incumpliendo la ley laboral, sigue exigiendo más carga de trabajo, puedo aguantar los descontentos en la oficina, ¡yay! ¿Por qué? Porque amo el dinero, soy parte de la falla en el sistema y me encanta. Me gusta recibir dinero, me gusta usarlo, me gusta pensar en qué voy a usarlo y agregar a mi carrito 3,840 artículos de 10 páginas diferentes. Simplemente me trae felicidad. Niégame que ver el doble de tu sueldo en tu cuenta bancaria no te haría 100 veces más feliz.
La desgracia verdadera comienza ante el repentino y divertido cambio de jugada en el tablero de las piezas del universo, que decidió que siempre no. Por lo que me quedé tan solo con las desagradables afecciones en cuanto a falta de inteligencia emocional y los impredecibles cambios de humor de mi jefa y sin el aumento. Ahora mis días se sienten como tortura, gracias.
Tengo una lista infinita de cosas que detesto de esta situación, pero me esfuerzo inmesurablemente para mantener la actitud de positivismo tóxico corriendo por mis venas porque aparentemente, cualquier tipo de delirante es bueno para desinhibir mis sentidos y emociones verdaderos, y distorsionar mi percepción de la realidad, ya que esta no es de mi agrado si soy sincera.
“Por lo menos tengo empleo” es la frase que usualmente uso para no perder el control de mi misma y llorar acostada en mi cama mientras veo el techo. La prefiero a la frase “todo pasa por algo”. No Mirna, no todo pasa por algo, a veces solo pasa y tú le buscas el algo porque es demasiado desalentador ese resultado que no querías ni esperabas. ¿Que si me sirve esta frase? No, no realmente. Sin embargo, logra prolongar mis ataques neuróticos y eso es más que suficiente.
Mientras todo esto sucede, además de sofocarme en quejas y tratar de evadir el burnout que se escabulle por mis extremidades, empezando por mis pies y escalando perversa y velozmente por todo mi cuerpo; me dedico a buscar vacantes en internet y mandar currículums los fines de semana. So fun! Aquí aplica la frase “I cry a lot but I’m so productive” de Taylor Swift.
Son estos momentos en lo que me arrepiento de no haber estudiado una carrera que hubiera requerido más inteligencia y capacidad de la que yo tengo para así aprovechar el mayor número de demanda laboral y la gran retribución económica. Pero luego pienso en el esfuerzo mental que tuvo que haber implicado y se me pasa… I’m dumb y creo que eso tiene sus ventajas, como trabajos fáciles. No quiero otra cosa que un trabajo fácil, que requiera del mínimo esfuerzo y que sea bien remunerado.
En fin, el día que suba a redes sociales una foto al lado del mar, será el día que sepas que conseguí el trabajo y que mi sueldo ahora sí subió. Hasta entonces, seguiremos comiendo cereal con leche para cenar en un toper de yogurt.
PD. Te dejo esta joya para que pienses en todas tus batallas.