En un desesperado y fallido intento de manipulación y forcejeo psicológico y emocional a personajes secundarios de mi historia para ser reconocida por ellos como auténtica, única y especial; frotando violentamente contra sus pupilas mi exquisito sentido del humor y obligándoles a conocer lo leal que soy como amiga y/o pareja, ya que con solo saberlo yo no me ha sido suficiente debido a mi falta de autovaloración; escribo esta lista de peculiaridades que me legitimizan como una mujer que sobresale con la finalidad de sentirme vista y suficiente. Quítate porque el trono de pick-me girl que nadie soporta te lo robo hoy.
Una manera de venderme que a la vez funciona como auto-reafirmación de mi valor como persona.
Yo no escogí mi buena suerte.
Podrías adjudicarme el adjetivo de ególatra y honestamente no lo negaría. Estoy convencida de que Jesucristo se encargó de escogerme precisamente a mí para experimentar la maldición de enamorarse del potencial de hombres excesivamente dañados, con complejo de superioridad, perfectamente catalogados como narcisista según el DMS-5.
¿Qué te puedo decir? Tengo debilidad por la toxicidad masculina que busca opacar mis atributos para resaltar sus falsas cualidades. Pero también me bendijo con inmensurable cantidad de buena suerte en el resto de los aspectos de mi vida. No me quejo, sé que no se puede tenerlo todo. Pero no exagero cuando te digo que tengo más suerte en la mugre de la uña del meñique de mi pie izquierdo que John Wick en toda la saga. Es más, si el personaje de Brad Pitt en Bullet Train, John McClane en Duro de Matar y yo en mi realidad fuéramos los únicos tributos en Los Juegos del Hambre, te aseguro que sería yo la única sobreviviente de mi distrito sin ni siquiera intentarlo.
Aún no he descifrado cómo es que se mueve el algoritmo del planeta tierra pero estoy segura de que está dañado para otros pero manipulado a mi favor por fuentes superiores para que absolutamente todo me salga bien. Incluso lo que no me sale bien, termina resultando perfecto. He llegado al punto de confiar tan plena y ciegamente en mi buena suerte que tomo decisiones basadas únicamente en mi instinto, sin cautela e ignorando por completo la prudencia porque confío en que todo siempre me sale bien.
He tenido la dicha de obtener los trabajos que deseo por capricho solo para marcarlos con una palomita en mi checklist. Trabajos en puestos para los que estoy mínimamente calificada y para los que cuento con nula experiencia para realizar las tareas solicitadas, simplemente porque tengo buena suerte. No te angusties, ninguno de esos trabajos implica poner en riesgo la vida de ningún ser humano.
He ido a conciertos prestigiosos con entradas regaladas, en los mejores asientos. Ganadora de rifas y concursos en escuelas y trabajos. Viajar gratis en el metrobus o encontrar la última bicicleta en la cicloestación más cercana. Que me pasen hasta adelante de la fila y evitar el tiempo de espera. Encontrar dinero en la calle. Los problemas se solucionan solos y yo me encargo de recibirlo y de agradecer por los beneficios.
Sigo sin saber cómo he logrado la mayoría de las cosas que he obtenido o experiencias que he vivido. No hay otra razón lógica más que mi suerte.
La favorita de mis suegras.
No soy la mujer que se pone nerviosa antes de conocer a los suegros porque he tenido la placentera experiencia de ser adorada por todas las mamás de novios pasados. Sí soy la mujer que ama presumir que tiene la mejor relación suegra-nuera cada que escucho a algún mortal del sexo femenino comentar avergonzada y preocupada durante un innecesario brunch entre mimosas, ensaladas de lechuga y galletas keto sobrevaloradas, lo confundida e incómoda que ha sido su relación con su suegra y cómo ha torturado su perfecta relación de pareja. En cambio yo puedo decir con orgullo que he recibido más comentarios pasivo-agresivos de mi tía materna en eventos familiares que de ninguna suegra. Envidiable, ya sé.
“Que bueno que Nat regresó” fue el único comentario que le hizo mi última suegra a mi ex después de que me terminara por segunda vez al poco tiempo de ser infiel por, sabrá dios cuántas veces, cuando el ingenuo niño intentó reemplazarme por su amante del momento que le sugirió el magnífico plan de terminar a sus respectivas parejas para estar juntos. ¡Que romántico, ¿no?! Pero eso fue antes de que regresara llorando después de que ella no cumpliera su parte del trato porque, obviamente no iba a sacrificar su relación por una aventura. La descerebrada Nat del pasado aceptó la manipulación que gritaban sus lágrimas y perdió su dignidad la misma noche en que mi ex ganó la aprobación de su madre y, ¡todos contentos!
Honestamente, esa mujer merece crédito por haberle hecho creer a mi ex que terminaría su relación por él. Debería contactarla para aprenderle algunas cosas. ¡Genia!
En otra relación, muchos más años antes, mi suegra de ese momento me invitó a una cafetería por un frappé y un pastelito para agradecerme por ser la razón de que su irresponsable hijito estudiara la universidad, y no solo eso sino graduarse con honores. Básicamente hacer el trabajo que ella no logró en 23 años.
Por favor miénteme diciendo que no ves el patrón. Ha sido demasiada humillación y apenas vamos por el punto dos de mi lista.
La mamá de mi ex más tóxico, mi parámetro más acertado para detectar a los sociópatas, la psicosis y el delirio de persecución; me advirtió atormentada e impacientemente sobre su hijo una velada de viernes durante la sobremesa mientras su hijo se desapareció en la cocina por unos instantes. No existe una manera más clara de demostrar afecto por alguien, ¿cierto?. Utilizó la forma más segura y desesperada para que yo me diera cuenta cuánto me apreciaba al aconsejarme que lo más sensato sería salir corriendo de ahí lo antes posible. ¡Que tierna!
Por supuesto que fue una advertencia que decidí ignorar porque, como te dije al principio, tengo una maldición de nacimiento bajo poderes superiores en el universo que suprimen mi intuición e inteligencia ante la toma de decisiones cuando de hombres evitativos se trata.
Después de platicarte estos pequeños fragmentos de relaciones pasadas, puedo observar que las mamás de mis exnovios me han tratado millones de veces mejor que mis exnovios. Hoy tengo la ligera sospecha de que eso puede estar menos relacionado a mi encantadora personalidad complaciente y más relacionado al hecho de ser de las pocas personas que han logrado soportar al parásito de su hijo por más de 5 minutos, pero solo es una teoría.
¿Qué es un gusto culposo?
No he experimentado culpa por sentir placer desde que me excomulgaron de la religión católica cuando aprendí a decir que no; cuando dejé de sentirme impura al ser una mujer con curiosidad por su sexualidad; cuando suprimí mi obsesión por catalogarlo todo como bueno o malo; cuando dejé de llamar “pecados“ a simples actos, pensamientos y sentimientos humanos y cotidianos, normales bajo cualquier contexto social; y cuando dejé de permitir que mi paz mental dependiera de forzarme a sentir vergüenza por “faltas“ cometidas, desde el punto de vista de la religión, y obligarme a contárselo todo a un señor desconocido en sus sesentas, detrás de una malla, dentro de un confesonario, poniendo en sus manos el perdón o mi condena eterna. ¡Upsi!
La mejor parte fue saber que el odio y el juicio que se recibe de algunos religiosos enojados por mi “desobediencia“ y “deslealtad” no depende de mi. Que la religión no me prohibe nada a mí, sino a quien es parte del culto. Y todo eso me ha hecho sentir libre de culpa.
El bloqueo creativo del escritor es un mito.
Si es un cliché es porque tiene algo de verdad, o eso creeríamos, pero la realidad es que yo nunca he tenido que lidiar con el tan famoso y odiado “bloqueo creativo”.
Es verdad que no hago esto de manera profesional y que solo llevo 14 años escribiendo de manera empírica. Es verdad que apenas he encontrado el tono en el que me siento desafiada pero me gusta expresarme y que apenas voy puliendo. También es verdad que nadie más que yo misma tiene acceso a esos primeros 13 años de escritura y que por lo tanto solo existe una fuente para calificar esos escritos depresivos y poesía mediocre, y que tiene una alta probabilidad de tener una puntuación imparcial o estar sesgada. Es verdad que apenas se cumple 1 año de publicar lo que escribo para que otros puedan calificar con un veredicto mucho más fidedigno de la calidad de lo que comparto. Pero de verdad que a mi no me cuesta trabajo obtener ideas para escribir. La inspiración está en todos lados. Tampoco me cuesta plasmar mis complicados pensamientos y sentimientos o descripciones en forma de narraciones coherentes. De hecho me facilita comprender mis revueltas ideas, darles nombre, forma y dirección; darles salida y libertad. Ayuda a la transformación y evolución personal, psicológica y mental de mi ser. Puede ser desafiante, lo admito.
Aunque sé que va en contra de todos los consejos que escucharás allá afuera, el consejo no solicitado que yo te doy es forzarlo solo un poquitito, tan simple como eso. Así es como yo siempre he logrado abrir el grifo de la creatividad, de manera que las palabras solo fluyen.
Se trata de ser rebelde e ir en contra de la pereza, sentarse en un asiento cómodo con un ambiente favorable, comenzar a mover los dedos en la computadora o la muñeca sosteniendo el bolígrafo, dependiendo de cómo tú escribas. No importa si no tienes ideas, motivación o “inspiración“, llegará tan pronto te tomes esos 13 segundos que te toma entrar en ese espacio mental al que no muchos tienen acceso. Una vez dentro, permitiendo la posesión de místicas fuerzas en el cosmos y soltando todo interés de control, transicionas a nivel espiritual y te conviertes en la creatividad misma, volviéndote el dueño de tus palabras. ¡Fácil!
La clave está en ir en contra de la resistencia.
Podría hacer una lista gigante para descrear esas creencias limitantes que me impiden sentir autosuficiencia al reconocer el peso que tengo como persona. ¿A quién quiero engañar? Esa es una mentira que ni siquiera yo puedo creer. La realidad es que esta lista me interesa más para lograr obtener tu interés y poder convencerte a ti de lo mucho que valgo como persona, que puedas ver y apreciar todas mis cualidades y sientas el deseo de ser mi amigx.
Aun me encuentro en el proceso terapéutico de no poner mi valor en las miradas de cucarachas insignificantes y pasajeras que ni siquiera aparecen en los créditos del final. Ya te iré contando cómo me va con eso.
Autoevaluando esta publicación, puedo concluir sintiendo lástima por quien no vive el privilegio de conocerme o apreciar mi valor.
*Se “protege” en un falso narcisismo para “evitar” y fingir dolor ante cualquier tipo de desilusión*
Igual no te molan los imbéciles. Tal vez te mola el amor que te dan sus madres? Yo sin juzgar que no estoy como para tirar la primera piedra. A mi de joven me gustaban los “chicos malos” hasta que me hice mayor y decidí que lo que me gustaba era pasarlo bien. Una vez resolví la ecuación me fue fácil atraer por poderes karmicos a un hombre guapo bueno que le gustara la aventura tanto como a mí y me tratara como la reina mora que soy. No por darte envidia, solo por decirte que, querida Natalia, el amor propio es el más poderoso elixir de amor. Un abrazo.